Hace un tiempo escuchamos sobre el método de las 10.000 horas de práctica. Esta regla aparece en el famoso libro del autor canadiense Malcom Gladwell “Fuera de serie (Outliers): Por qué unas personas tienen éxito y otras no.” (2008). 

Pero originalmente deriva de un artículo científico de 1993 publicado en la revista Psychological Review, que sentó las bases de esta regla y sobre el cual los principales diarios especializados difundían notas analizando su veracidad o no, siendo un claro objeto de debate.

La sinopsis del libro remarca:

“¿Qué diferencia a quienes hacen algo especial en la vida de quienes no lo hacen? Fuera de serie explora las curiosas historias de los grandes jugadores de fútbol; bucea en la peculiar infancia de Bill Gates; busca qué convirtió a los Beatles en el mejor grupo de rock; y se pregunta qué distingue a los pilotos que estrellan aviones de los que no. A través de su viaje por el mundo de los «fuera de serie», los mejores, los más brillantes y famosos, nos convence de que nuestro modo de pensar en el éxito es erróneo.

Prestamos demasiada atención al aspecto de estas personas, y muy poca al lugar de donde vienen, es decir, a su cultura, su familia, su generación y a las singularidades de su educación. Brillante y entretenido, Fuera de serie es toda una referencia que al mismo tiempo iluminará y hará disfrutar”.

En el libro, Gladwell afirma que para ser realmente un experto en algo es necesario invertir 10.000 horas en su estudio o práctica. Esto quiere decir que hay que dedicarle 10 horas semanales en 20 años, 20 horas semanales en 10 años o 40 horas por semana en 5 años.

Dicho esto, preliminarmente podríamos suponer dos cosas: 1) que eso es demasiado tiempo. Y 2) que prima el esfuerzo frente al talento.

En el libro de Gladwell podemos seguir muy de cerca a uno de los grandes del siglo XX, Bill Gates. Podemos leer cómo el programador le dedicó horas y horas en los años 70 a estudiar programación. Y fue mediante el estudio y el esfuerzo que llegó a crear Microsoft.

Otros ejemplo de constancia y esfuerzo que podemos leer en el libro, es el de Jimi Hendrix, quien se pasaba las horas y horas tocando la guitarra. Inclusive dicen que dormía con ella. o Mozart, quien a pesar de que a temprana edad ya había compuesto obras originales y fue en su juventud cuando compuso sus obras maestras.

Rescatemos del libro una de las citas que señala:

“La práctica no es lo que uno hace cuando es bueno. Es lo que uno hace para volverse bueno.”

Entonces, y siempre según Gladwell, con el siguiente tiempo de práctica:

1 hora: Podemos saber lo básico.

10 horas: Tenemos una noción más amplia de los conceptos básicos.

100 horas: Se adquiere un nivel medio.

1.000 horas: Se avanza a ser un especialista.

10.000 horas: Uno puede considerarse maestro en esa habilidad.

Algunos cuestionamientos del método

Este método es cuestionable desde varios puntos de vista, ya que la práctica es una condición necesaria pero no suficiente.

A) No es una fórmula mágica:

La práctica deliberada, que implica enfocarse en mejorar habilidades específicas, es crucial.

B) La enseñanza importa:

La calidad de la enseñanza y el acceso a recursos también juegan un papel importante en la adquisición de conocimientos y habilidades.

C) La práctica no es suficiente:

Además de la práctica, la dedicación, la perseverancia y la mentalidad de crecimiento son esenciales para alcanzar la maestría.

D) Factores individuales y variabilidad entre las personas:

El talento natural, la capacidad de aprendizaje y la predisposición a la práctica también pueden influir en el tiempo necesario para dominar una habilidad.

E) La práctica deliberada:

Se enfoca en la mejora continua, la retroalimentación y la repetición con un propósito específico.

F) No es una regla universal:

La cantidad de tiempo necesaria para alcanzar la maestría puede variar según la complejidad de la habilidad y la persona.

G) El enfoque en el proceso:

En lugar de enfocarse únicamente en la cantidad de horas, es importante centrarse en el proceso de aprendizaje y mejora.

H) La importancia del feedback:

La retroalimentación constante y el feedback positivo, tanto de profesores como de otros expertos, puede acelerar el proceso de aprendizaje.

I) La perseverancia:

La perseverancia a largo plazo es crucial para alcanzar la maestría, ya que la práctica requiere tiempo y esfuerzo continuo.

J) El crecimiento personal:

La práctica no solo mejora las habilidades, sino que también contribuye al crecimiento personal y al desarrollo de la mentalidad de crecimiento.

A modo de reflexión final

¿Es cierto que el método de las diez mil horas te convierte en experto o un talento destacado en algo?

Para corroborar esta teoría, efectivamente las Universidad de Princeton y Rice, entre otras, pusieron a estudio este método en el 2014.

Sus autores han realizado un meta-análisis de 88 publicaciones científicas en las que participaron un total de 11.135 voluntarios. El objetivo de esos 88 estudios era probar la existencia o no de una correlación entre número de horas de práctica y rendimiento en múltiples disciplinas: música, juegos, deportes, profesiones y educación. ¿El resultado? La práctica intensiva solo explica, en promedio, el 12% de nuestro rendimiento en una tarea.

Como señala Richard Kunert, el 12% de media es un número excesivamente bajo como para tomarse en serio la llamada regla de las «10.000 horas». Cierto, la práctica puede tener un impacto importante para llegar a ser muy bueno en algo. Y, dependiendo de la actividad, esta influye más o menos. Por ejemplo, en los estudios analizados, la práctica explica el 24% de nuestro rendimiento en actividades como juegos y deportes (calificadas de «estables» o «predecibles»); sin embargo, en actividades no tan predecibles, como gestionar una emergencia en un avión o una clase en una escuela, la cifra baja al 4%.

Claramente son cifras irrisorias en comparación con lo que se propone en el libro.

Por ello, evidentemente, la regla de las 10 mil horas de práctica resulta una teoría interesante, aunque más un efecto provocador del escritor que una realidad comprobable científicamente.

Si eres persistente mejorarás. Pero por muchas horas que te pases con una guitarra en la mano o programando en la computadora, sin talento innato o inteligencia jamás llegarás a ser Jimi Hendrix o Bill Gates.

En definitiva, los estudios señalan que otros factores, como el talento innato, la inteligencia, el aprendizaje, o la edad, juegan un papel más importante. Practicar 10.000 o 1.000.000 de horas ayuda a mejorar, pero no nos transforma en virtuosos de nada.